
En 1940 fue adoptado en España bajo el nombre de Juan Centella, correspondiendo al arquetipo del héroe de cómic preferido por el régimen, el de un justiciero que gracias a su descomunal fuerza física, vence a todos los malvados que se cruzan en su camino. Editado por la Hispano Americana, con un estilo de dibujo algo encorsetado y simplón, cubrió no obstante, una parte de la demanda de aquella época.
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