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viernes, 16 de mayo de 2008

EL INSPECTOR DAN, ENTRE LA NOSTALGIA Y LA REIVINDICACIÓN

Tenía yo 8 ó 9 años, cuando cayó en mis manos un
ejemplar del Pulgarcito, aquella añorada revista juvenil de Bruguera que hizo las delicias de los niños y adolescentes de los finales de los 40 y principios de los 50. Los que ahora estamos entre la jubilación y la retirada pausada de nuestras actividades laborales o profesionales.

Para los que no vivieron aquella época de postguerra, – que por cierto duró hasta 1975, cuando falleció el ínclito vencedor de la contienda – tendrían que hacer un esfuerzo mental – que considero casi imposible -, para situarse en las circunstancias que rodeaban la sociedad de aquella época. Concretamente, a nosotros, los niños de entonces, nos amedrentaban en las escuelas con el Dios vengador y el demonio. Sobre todo el demonio, que si te portabas mal, venía a estirarte de los pies en la cama para llevarte al infierno.

Ante semejante “comida de coco” – como se diría ahora – no es de extrañar que los niños de nuestra época vivieran en un mundo radicalmente distinto del actual. La pequeña pantalla, la “tonta”, la “tele”, aunque en principio influenciada hasta las heces por el régimen, tuvo para
nosotros, un motivo de “corte” con todo lo anterior. Empezamos a entrever que Dios posiblemente, no era tan vengativo y que el demonio… pues bueno, así como que al parecer, no se llevaba a los niños de la cama.

En aquél entramado de circunstancias, cuando abrí la portada de aquel primer ejemplar del Pulgarcito, me encontré con la página mágica, pavorosa, irrepetible, del Inspector Dan. Y en ella el demonio, -¡vaya canguelis que me cogió! – se llevaba a cuestas a la bella y eficaz ayudante del Inspector Dan, Stella.

Arranqué la página y la escondí. Confieso que las primeras noches tuve pesadillas recordando la escena de aquella viñeta. Pero al pasar el tiempo, al ojear, leer y releer los sucesivos ejemplares del Pulgarcito, despertó en mí, la inquietud y la admiración por el personaje del Inspector Dan. Fue mi héroe de niñez, y con el paso del tiempo, Eugenio Giner, su creador – a quien le dedicaremos el espacio que se merece en este blog-, fue mi dibujante preferido. Le llegué a bautizar como el Alfred Hitchcock del cómic español.

2 comentarios:

Rubén Garrido dijo...

por medio de comics en extinción llego a tu blog.

Vendré a verte a ver que nos cuentas de las cosas que te interesan.
Imagino el impacto de el Inspector Dan en los niños de la época.

Tengo un blog sobre Cuyás, pásate a verlo.

http://www.cuyasycristina.blogspot.com/

un saludo

rubén

ahora estoy fuera y no

El Abuelito dijo...

Gran blog, de alto interés, lleno de las cosas que a uno le gustan.
Si lo desea, pásese por mi Desván, lleno de tebeo clásico, pulp y cine loco y fantástico. Tal vez le interese. Por mi parte, le enlazo allí. Bienvenido.