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viernes, 27 de junio de 2008

LA MUJER Y EL MONSTRUO


El cuento de “La bella y la bestia”, es de las fábulas más antiguas de la cultura Europea. La obra escrita aunque se remonta para algunos al siglo XVI, su primera publicación se debe a Villeneuve en el siglo XVIII. Conocida por todos, esta fábula ha inspirado otras muchas obras escritas de teatro y de cine.
“La mujer y el monstruo”, (Universal Pictures) es una película a caballo de la ciencia ficción y el terror, dirigida por Jack Arnold en 1954, y recrea en su esencia la fábula de la bella mujer que seduce a un monstruo prehistórico que ha sobrevivido en los remotos parajes de la selva amazónica. Su título original: “La criatura de la Laguna Negra” – no confundir con “El Internado Laguna Negra”- no desvela en principio ese contenido de fondo, pero la traducción española deja entrever claramente el drama que se suscita entre la bella y la bestia.
Sucesora en esta lides de “King Kong”, y rodada para visionarla en un rudimentario sistema de tres dimensiones, la película está francamente muy bien realizada, la tensión va subiendo de grados a medida que avanza el film el cual, está acompañado por una composición musical de excelente idoneidad para trama que desarrolla.
Interpretada por Richard Carlson y Julia Adams, en los papeles estelares y por el recientemente fallecido Ben Chapman en el papel del monstruo en la tierra y Ricou Browning, como el monstruo en el agua.
El argumento, simplista y conocido no resta valor alguno a esta película. Una expedición científica se halla en la Laguna Negra un recóndito paraje del Amazonas, en busca de una especie desconocida, que creen extinguida. Allí habita el monstruo quien tras observar a la bella mujer nadando en la laguna, queda prendado de ella y la secuestra.
Rodada en los manglares de Florida, esta película ha devenido en un clásico del cine fantástico. Ahora tras más de 50 años de su estreno, se habla de la posibilidad de realizar un remake de la misma.



























Algunas escenas de "La mujer y el monstruo" (1954)
Próxima entrada: El Inspector Dan de la Patrulla Volante en "Espectros en la niebla"

martes, 24 de junio de 2008

SANGRE EN BIZANCIO (2)

Nuestros libros de Historia, no han sido lo parcialmente justos como hubiere sido deseable con la expedición de los almogávares a Oriente. No sabemos por que causa, pero cada vez que se habla de ellos, más de un historiador español, los ha reflejado como sanguinarios, pendencieros, mercenarios, en suma…como un ejército de indeseables.

La gesta de las tropas capitaneadas por Roger de Flor, ha sido ensalzada en no pocas ocasiones, siempre por escritores catalano-aragoneses o extranjeros. En España, su Historia, pasa casi desapercibida. No sabemos si por que no se le ha dado la importancia que tuvo, por vergüenza o aún peor, por desconocimiento o desinterés supino de no pocos historiadores.

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Entrada de Roger de Flor
en Constantinopla. Pintura
de José Moreno Carbonero.
Palacio del Senado. Madrid
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Lo cierto, es que los almogávares, mercenarios sí, como cualquier soldado a sueldo, conformaban un ejército profesional. Por decirlo de alguna manera eran los “marines” del siglo XIV. Temibles en las batallas, invencibles en todos sus enfrentamientos especialmente contra los musulmanes, nunca se podrá decir de ellos, que abusaron o masacraron a mujeres y niños, cosa que no podemos llevar con orgullo de nuestros conquistadores de América.

La llamada “venganza catalana”, fue consecuencia directa de la traición de Miguel Paleólogo, hijo y sucesor de Andrónico, al ordenar el asesinato del caudillo de los almogávares Roger de Flor. Corroído por los celos, de ver la grandeza de ese personaje y de los logros obtenidos por sus hombres, actuó de la manera más ruin, sin conocer el espíritu que unía a todos los almogávares. Consecuencia directa de esa traición fue la respuesta que los catalano-aragoneses, emprendieron contra los conspiradores llevando su venganza a tal extremo que tomaron posesión de prácticamente toda la zona. Durante los 80 años que duró esa ocupación, la Corona de Aragón fue el ama y señora de todo el Mediterráneo.
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Angel Pardo, reflejó en “Sangre en Bizancio”, las gestas de los almogávares. La serie termina justo cuando empieza la llamada “venganza catalana”. Es como si en aquella época –y todavía hoy- una parte de nuestros tratadistas se avergonzasen de aquella respuesta. Pero lo paradójico es que no les causase el más mínimo rubor las andanzas de Hernán Cortés o Pizarro, por ejemplo. Sesenta años después del inicio de la publicación de esta serie, rendimos un merecido homenaje a su autor, guionista y dibujante de la misma.





Algunos episodios de la serie. Pulgarcito 1948-1949

Próxima entrada: "La mujer y el monstruo"

jueves, 19 de junio de 2008

SANGRE EN BIZANCIO (1): ÁNGEL PARDO Y LOS ALMOGÁVARES

(Página dedicada a Dionisio Platel, en agradecimiento a su apoyo a este blog)
Entre los grandes dibujantes de aquellos tiempos, existe uno a quien la historia del cómic debe rendir un merecido homenaje: Ángel Pardo (1924-1995), el gran historietista cántabro de cuya plumilla, salieron las mejores imágenes de relatos basados en hechos históricos de distintas épocas. Sus inicios dibujando historietas infantiles para la revista “Leyendas Infantiles”, le abrió el camino para colaborar con la Editorial Bruguera, tras pasar por “Jaimito” y “Flechas y Pelayos”.

Bruguera, siempre atenta y vigilante de la obra de los más destacados dibujantes publica en 1947 el que sería el primer éxito de Ángel Pardo: “El Caballero de las tres Cruces”, ambientada en la época medieval. Pronto, con la reaparición de “Pulgarcito” en 1947, se encargaría de cubrir una de las últimas páginas de esta revista, con historietas seriadas de corte realista y siempre basadas en relatos históricos.

“Fe y heroísmo “, “Sangre en Bizancio”, “Luis de Almanzor”, “La cruz de fuego”, “La rosa de la muerte”, son algunas de sus más emblemáticas colaboraciones.

Más tarde, en 1959, colabora con la serie de “El Capitán Trueno” – personaje emblemático del cómic español – siguiendo los pasos de su creador Ambrós. Junto a este último, y a dibujantes de la talla de Eugenio Giner y Pedro Alférez, colabora en una de las publicaciones de Bruguera de mayor éxito de la época: “Bisonte Gráfico”. En el trazo ágil, pulido y detallista de sus viñetas, destaca la armonía de la escena sin tener que recurrir para resaltar la acción, a excesivos grafismos de apoyo. El arte secuencial que imprime en sus historias, parece extraído de un guión cinematográfico. Ángel Pardo sin duda, alcanzó en aquellas páginas de “Pulgarcito”, su más soberbia producción. Hoy iniciamos el recorrido a través de una de sus mejores y más logradas obras: “Sangre en Bizancio”, un relato basado en la expedición de los almogávares a oriente.

La amenaza turca sobre el ya débil Imperio Bizantino, hizo que su emperador Andrónico II, solicitase la ayuda de Roger de Flor, caudillo de las tropas almogávares, que se hallaban en Sicilia, a fin de conjurar el peligro. Reinaba en la Corona de Aragón, Jaime el Justo quien dió su consentimiento para que las tropas destacadas en Sicilia, partieran hacia Bizancio, la antigua Constantinopla. Refiriéndose a los almogávares, Gaspar Castellano y de la Peña, dice en su “Crónica de la Corona de Aragón”(Ver ilustración abajo a la derecha): “…fueron tales sus hazañas, que parecerían inverosímiles de no estar narradas por los propios historiadores griegos y por el cronista Montaner, que fue testigo de gran parte de ellas”. Según este cronista, en la batalla de monte Tauro, con un número de efectivos mucho menor (7.000 hombres), se enfrentaron a un ejército de 40.000 turcos, los cuales tuvieron que retirarse tras sufrir 18.000 bajas. La magnitud de estas cifras habla por sí sola de la fama que habían acumulado los almogávares, sin duda alguna, los guerreros más temidos de su época. Al grito de ¡Desperta ferro! y ¡Aragón! ¡Aragón!, sembraban el terror en los ejércitos enemigos.

Bosch Labrús, ensalza en su obra “Los Almogávares”, las andanzas de estos antepasados nuestros en las actuales Grecia y Turquía. El relato – todo en verso – tiene momentos de gran
exaltación patriótica:

“¡Bandera santa, magnífico trofeo!
Barras de sangre que el de Flor empuña
Guiando, desde el pie del Pirineo
A las costas revueltas del Egeo
Las huestes de Aragón y Cataluña…”
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"Al paso del ejército extranjero,
las gentes, que acudían presurosas,
alababan su porte aventurero,
de los hombres, sus músculos de acero,
sus siluetas gallardas y nerviosas...".
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Ciertamente, el pueblo bizantino atemorizado por el cerco turco, recibió a los catalano-aragoneses, como a los salvadores de sus vidas y haciendas, como así realmente fue, ya que con tan solo 7.000 efectivos, llegaron a expulsar a los seljúcidas de todos los alrededores del imperio. Lo que después sucedió, - traiciones, venganzas, etc. - es ya otro capítulo de la historia.

La censura política de la época en que Ángel Pardo, plasmó gráficamente esta gesta (1948-1949), hizo que en todo momento entre las banderas que ondeaban los almogávares no apareciera ni una con las cuatro barras (la más antigua de todo el Estado Español). De esta apasionante aventura continuaremos tratando en la próxima entrada.



Algunos episodios de la serie "Sangre en Bizancio"
de Angel Pardo. Pulgarcito 1948-1949

( Continuará)

sábado, 14 de junio de 2008

CUANDO LOS MUNDOS CHOCAN

“Cuando los mundos chocan” (Paramount Pictures), es la segunda película producida por George Pal y dirigida por Rudolph Maté, galardonada con el oscar a los mejores efectos especiales. Estrenada en 1951, en plena ola de avistamientos de OVNIS, trata de la forma en que la humanidad se enfrenta al trágico destino de su desaparición.

La amenaza, proviene del espacio. Un astrónomo descubre un nueva estrella (Bellus) cuya trayectoria indica sin lugar a dudas, que se dirige hacia la Tierra. Junto a este astro un planeta desconocido (Zyra) sigue su mismo curso. La hecatombe es inevitable.

Se pone inmediatamente en marcha la misión de salvar al género humano. Se inicia la construcción de una gran nave que deberá partir de la Tierra con destino a otro planeta antes de producirse los efectos devastadores de la colisión. En esta nave, irán un grupo de personas encargadas de perpetuar la especie humana en otro mundo, que no será otro que Zyra, el cual no choca con la Tierra sino que pasa cerca de su órbita provocando mareas, terremotos e infinidad de desastres naturales, quedando finalmente capturado dentro del sistema solar. Bellus la estrella errante que se aproxima sin remedio, será la que destruirá totalmente nuestro planeta. El paralelismo con la historia de Noé y su arca, se hace patente, no en vano la película se inicia y finaliza con sendas alusiones a pasajes bíblicos, que la confieren un cierto sentido religioso. La filosofía creacionista, presente en todas las producciones de George Pal, se impone por encima de la “teoría del caos”, nacida años más tarde y presente en la obra de Steven Spielberg..

Richard Derr, encarna al joven piloto que será el encargado de conducir la nave terrícola, hacia un nuevo mundo. Una jovencísima Bárbara Rush, da un especial toque femenino al film. A más de medio siglo de su estreno, la trama de este film, tiene los suficientes ingredientes atractivos como para que Steven Spielberg, haya anunciado la posibilidad de realizar una nueva versión de esta singular película.






El descubrimiento de Zyra y Bellus, ocasiona la lógica alarma entre la clase científica.



La ONU, se perfila en este film, como una organización incapaz de afrontar la crisis que se avecina. A los pocos años de su fundación esta película resulta algo profética.


La nave espacial en construcción




La aproximación de Zyra provoca toda clase de catástrofes naturales



Nueva York, sumida en el caos. Alguna de estas escenas recuerdan alguna película más reciente




Bellus se acerca irremisiblemente. Ha llegado la hora de la partida.




El final del mundo terrestre




Zyra, un planeta "pintado" de fantasía, para iniciar una nueva vida.



Próximo episodio: "SANGRE EN BIZANCIO" (1) Angel Pardo y los Almogávares